Temática de las imágenes.

La ermita es de origen románico, aunque ha tenido múltiples reformas, y carecía de decoración. La intervención se centrará en el ábside, y busca su inspiración en la imaginería de aquel origen, como la imagen de la Virgen titular de la ermita.
Puesto que la temática apocalíptica, basada sobre todo en los comentarios de Beato de Liébana, era frecuente en las representaciones pictóricas de aquella época, las figuras y los textos del proyecto se han elegido en consonancia con ello. De este modo, en el fondo del ábside aparecerá un Cristo Pantocrátor con el mundo bajo sus pies y flanqueado por el Tetramorfos, mientras que en la bóveda se aludirá a la Parusía de Cristo ante las tribus de la tierra, de acuerdo con el discurso escatológico del Evangelio de San Mateo y el propio libro del Apocalipsis.
Cúpula: (Pantocrátor)

La figura del Cristo en Majestad se inspira en el Pantocrátor de Tahull y representa al Salvador entronizado, como Alfa y Omega, principio y final de toda la creación. Su mano derecha bendice y la izquierda sostiene el Evangelio (Jn 8:12) donde dice: “Ego sum Lux mundi” (Yo soy la Luz del mundo).

A sus pies se representa al mundo de modo esquemático de T en O, como es frecuente en los mapamundis de los Beatos, dividido en las tres partes del mundo entonces conocidas: en el centro se encuentra Jerusalén, la parte superior es Asia, la mitad inferior esta divida por el mar Mediterráneo que separa a Europa de África, todo el mundo está rodeado por el Océano con sus peces. El tetramorfos rodea a la mandorla central y todas las figuras se encuentran sobre un fondo de tres franjas siguiendo la simbología románica.
En la parte inferior aparece el el himno que canta el tetramorfos en la liturgia celeste del Apocalipsis (Ap 4: 8): Sanctus, Sanctus, Sanctus, Dominus Deus Omnipotens, Qui Erat, et Qui Est, et Qui Venturus Est! (¡Santo, Santo, Santo, Señor Dios Omnipotente, el que era, el que es y el que vendrá!).
Bóveda: (Tribus del mundo)

En la bóveda del ábside se representará la Parusía del Hijo de Dios ante las doce tribus del mundo. Los motivos se inspiran en el folio 26 del Beato de Liébana del San Miguel de la Escalada.
La figura central representa a Cristo como el Cordero Pascual del Apocalipsis sobre el libro de los siete sellos, rodeado de veinticuatro puntos que simbolizan a los veinticuatro ancianos. La inscripción sobre fondo dorado cita el Evangelio según San Mateo (Mt 24: 30): “plangent omnes tribus terrae et videbunt Filium hominis venientem in nubibus caeli cum virtute et gloria multa” (se lamentarán todas las tribus de la tierra y verán al Hijo del Hombre venir en las nubes del cielo con poder y mucha gloria). Aparecen también el sol y luna, como símbolo de que Dios es el hacedor de toda la creación y que su Revelación abarca el cosmos entero.
Bajo los astros se ven unas figuras humanas que representan a todas las tribus del mundo, de sus ojos brotan lágrimas simbolizando la tristeza.
Toda esta composición está rodeada de una cenefa de espigas y trillos como homenaje a la industria de Cantalejo y representación apocalíptica del final de los tiempos.
Lo mismo que en el ábside, los colores ocre, verde y rojo del fondo de la bóveda responden a la representación del paisaje medieval, y se pintarán respetando las técnicas y pigmentos de la época, óxidos de hierro y tierras.
Arcos ciegos:
En los arcos ciegos del ábside se han representando dos escenas en las que la Virgen tiene un papel fundamental, como homenaje a la misma por estar la ermita dedicada a la Virgen, las escenas son, las bodas de Caná y Pentecostés.
Las Bodas de Caná:

En el arco de la izquierda está representado al estilo románico las bodas de Caná tal como se describe en el Evangelio de Juan (Jn 2:1-11) donde se cita el primer milagro realizado por Jesús, en el se narra que en una boda en Caná, Galilea donde estaban la Virgen, Jesús y sus discípulos, en un momento dado se acaba el vino, entonces María dijo a los sirvientes que hicieran lo que Jesús dijera.
Jesús entonces pidió que se llenaran seis tinajas de agua, cuando comprobaron el contenido de las mismas el agua se había convertido en vino de gran calidad, en la representación aparece pues la mesa del banquete, los novios, varios invitados, María, Jesús y un sirviente llenando una tinaja de agua mientras las otras se han convertido el vino.
Pentecostés:

En el arco de la derecha continuando con la temática de la Virgen está representado Pentecostés, como narra el capítulo 2 de los hechos de los Apóstoles “Cuando llego el día de Pentecostés estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que lleno toda la casa en la que estaban. Y aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y fueron posándose sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les permitían que hablaran” (Hech 2,1-4)
En esta representación aparecen doce apóstoles ya que aunque Judas Iscariote ya no estaba presente, Matías ya había sido elegido como nuevo apóstol tal como se narra en (Hech 1,22-26)
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El Pintor Dr. Eduardo Zamarro y su equipo han realizado los trabajos que forman parte del nuevo complejo mural de la Ermita de Cantalejo.
Los trabajos de pintura comenzaron el 10 de junio de 2014 y terminaron el 10 de Julio del mismo año coincidiendo con la festividad de San Cristóbal.
El equipo de pintores está compuesto por Eduardo Zamarro como director del proyecto, Amalia Cayetano como maestra pintora, Claudia Peinado y Alberto Rubio como pintores y Cristina Bielsa y Eduardo Meléndez como becarios en prácticas en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Francisco de Vitoria.
Los trabajos fueron financiados por un donante anónimo.
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